CIRUGÍA DE AMIGDALAS
Las amígdalas son glándulas que se encuentran en la parte posterior de la garganta. La amigdalectomía solía ser un procedimiento frecuente para tratar la infección y la inflamación de las amígdalas (amigdalitis). Hoy en día, se suele llevar a cabo para tratar la respiración asociada a trastornos del sueño; no obstante, aún se puede recurrir a la amigdalectomía cuando la amigdalitis ocurre con frecuencia o no responde a otros tratamientos. Suelen aparecer en los niños, aunque también se dan casos en los adultos.
Con frecuencia, en la misma intervención para extirpar las amígdalas se procede a la resección del tejido adenoideo o vegetaciones, ya que los niños suelen tener problemas en ambas áreas.
La extirpación de las amígdalas o amigdalectomía es aconsejable cuando los episodios de amigdalitis son tan frecuentes o graves que llegan a afectar a la salud general del niño, a interferir en sus actividades cotidianas.
La buena comunicación entre usted y el Dr. Boris Céspedes es esencial y muy fundamental. En este punto, lo acompañaremos de manera continua, organizaremos reuniones con su cirujano cuando sea necesario. El Dr. Boris Céspedes le explicará la técnica de anestesia y cirugía que usará, el tipo de instalación donde se realizará la cirugía, los riesgos, costos y otras opciones, debe asegurarse de informar al Dr. Boris Céspedes sobre cualquier cirugía o tratamiento anterior, cualquier medicamento que use y, si fuma, no dude en preguntarle cualquier consulta que pueda tener sobre sus expectativas sobre la cirugía y los resultados.
10 días antes de la cirugía, debe suspender la ingesta de aspirina e infusiones, vitaminas y anticoagulantes. 8 horas antes de la cirugía, debe dejar de fumar, no debe tomar líquidos ni alimentos. Cumplir con esta información ayudará a que su cirugía sea más cómoda.
Se reunirá con el Dr. Boris Céspedes para firmar su formulario de consentimiento antes de que se lleve a cabo el procedimiento. Esto puede suceder en su consulta preoperatoria o el día de su cirugía. Aunque es posible que conozca los riesgos y las complicaciones, le recomendamos que lea el formulario de consentimiento en su totalidad antes de firmarlo.
La técnica quirúrgica utilizada para extirpar las amígdalas se realiza a través de la boca, casi siempre bajo anestesia general. Las amigdalectomías suelen llevar entre 20 y 30 minutos, aunque pueden demorar más. El Dr Boris Céspedes extirpa (quita) el tejido afectado de la amígdala, pero deja una pequeña capa para proteger a los músculos de la garganta que se encuentran debajo. Existe una leve posibilidad de que el tejido vuelva a crecer o se infecte y que sea necesaria otra cirugía. La cirugía se hace a través de la boca. No se realiza ningún corte en la piel y no quedan cicatrices visibles.
Tras la intervención, aparecen molestias dolorosas en el momento de tragar, que suelen ser intensas y prolongarse unos 10 días, irradiándose hacia los oídos, cediendo con calmantes. Puede notarse, durante las primeras horas, la saliva teñida de sangre o incluso aparecer vómitos de sangre oscura, ya digerida, debido a la sangre deglutida durante la intervención. También pueden ser normales las heces oscuras, en los días inmediatos, por el mismo motivo.
Al principio, la alimentación consistirá sólo en líquidos y, posteriormente, alimentación blanda hasta completarse la cicatrización. Se podrá ir a su casa a pocas horas de terminada la cirugía, el dolor de garganta puede ser moderado a intenso durante una o dos semanas, también dolor en los oídos, el cuello o en el hueso maxilar que podrá ser tratado con analgésicos de venta libre, fiebre leve durante varios días, mal aliento por hasta dos semanas, hinchazón de la lengua o la garganta, sensación de tener algo atorado en la garganta, ansiedad o alteraciones del sueño en los niños.
Toma los analgésicos según las indicaciones del cirujano, es importante tomar mucho líquido después de la cirugía para evitar deshidratarte. El agua y las paletas heladas son buenas opciones. Alimentos blandos fáciles de tragar, como puré de manzana o consomé, son las mejores opciones inmediatamente después de la cirugía. Los alimentos como helados y pudines se pueden incorporar a la dieta, si son bien tolerados. Los alimentos que se pueden masticar y tragar con facilidad deben incorporarse a la dieta tan pronto como sea posible. Evita los alimentos ácidos, muy condimentados, crocantes o duros que podrían provocar dolor o sangrado.
Es importante el reposo en cama durante varios días después de la cirugía; además, deben evitarse las actividades extenuantes, como correr o montar una bicicleta, durante dos semanas después de la cirugía. Tú o tu hijo deberían poder retomar el trabajo o la escuela una vez que hayan retomado una dieta normal, que estén durmiendo normalmente durante la noche y que no necesiten analgésicos. Habla con tu médico acerca de las actividades que hay que evitar.
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